lunes, 15 de noviembre de 2010

Saber decirle "¡No!" a los hijos.... es elemental.

Creo que a la mayoría de nosotros nos tocado presenciar la rabieta de algún niño... quizá fuimos uno de esos diablillos que hacían sus berrinches por doquier, para conseguir algo, o quizá ahora de adultos seamos el padre o la madre que las  tiene que "soportar". A mí misma, tanto como  de pediatra, como de mamá, me ha tocado vivir de cerca este tipo de escenas, ya en la consulta o en mi propio hogar, porque sería mentir el decir que mis hijos son excelsamente bien portados y  que nunca han hecho un berrinche.. Es más, admito que cuando fui niña, también los hice.

Sin embargo, cada vez me toca ver y escuchar a más mamás que no saben cómo poner orden y control a las constantes escenitas que les hacen sus hijos... O como le pasó recientemente a una prima hace unos días en el súper mercado, quien reaccionaba con firmeza ante el berrinche de su hija quien quería que le compraran un juguete, mientras mi prima le decía que no a la niña, e ignoraba su llanto, de pronto una mujer se acerca y le dice "¿¡que no ve que su hija llora!?, haga algo ¡porque me dan ganas de quitársela!" La falta de valor para controlar y educar a nuestros hijos parece universal, entonces me pregunto: ¿qué le pasó al gobierno que los padres tenían sobre sus hijos?... 

Aquí una escena frecuente para mí:
"Paquito, bájate de ahí, ¡hey! deja eso ya, es de la doctora.... ¡niño!... salte de ahí,  la doctora está trabajando, vas a tropezarteeee con los cables.... ¡Paquitoooo!, ¡ay no, doctora... este niño de plano no se aguanta!"

Están tan de moda el trastorno de déficit de atención, que seguramente muchos pensarán en eso primero que nada. Pero yo conozco muchos Paquitos y Paquitas que con una mirada de sus mamás o con una sola llamada de atención se sientan quietecitos en la mesa de juegos y nos dejan seguir con la consulta. Es de llamar la atención ese contraste. ¿Por qué algunos padres sí controlan a sus inquietos hijos y son respetados y adorados por ellos, mientras que otros parecen hablarles hasta con temor cuando los están "corrigiendo"?

Por otro lado, con todo esto de los derechos humanos, la libertad de expresión (misma que yo adoro), el di no a la nalgada y todas estas tendencias, siento como que de pronto perdimos el rumbo y la dirección sobre la educación de nuestros niños. Y que conste que  soy la primera en alzar la voz en contra de cualquier forma de maltrato infantil físico, psicológico o emocional. Solamente cuestiono si  con esta crisis universal de  valores que estamos teniendo, ¿no habremos perdido también el valor de educar, con amor pero con firmeza a nuestros propios hijos?

Llegamos a este mundo sin manuales ni instrucciones de ningún tipo y también para ser padres habremos de aprender sobre la marcha, a la buena de Dios, haciendo uso del sentido común, del amor y de la razón. A nadie le gusta ver a sus hijos llorar ni sufrir. Y estoy segura que la gran mayoría no quiere equivocarse con la crianza de su hijo.

A los que tenemos la fortuna de ser padres, se nos encomendó esta bellísima labor de criar y formar personas con valores, que cuando crezcan sean capaces de dirigir sus vidas por un buen camino y sean personas de bien. El chiste es ¿cómo lograr este equilibrio para ser realmente buenos guías de nuestros hijos,  orientándolos con amor pero sin perder la perspectiva de que quien los educa somos nosotros?, ¿cómo reaccionar sin caer en el círculo vicioso de "madre frustrada y castigadora--niño castigado y mayor rebeldía"?

Les comparto mi personal punto de vista sobre algunos aspectos de la educación de los niños. No soy psicóloga infantil, simplemente soy mamá y Pediatra y por tanto, me rodeo de muchas mujeres que al igual que yo andamos recorriendo a tropezones y resbalones el maravilloso mundo de la maternidad, aprendiendo algo nuevo, cada día.

Aquí algunos aspectos  sobre el comportamiento natural de los niños que tenemos que tener en mente y que debemos recordar a la hora de decidir estrategias para educarlos, como lo es el aprender a decirles  "NO", sin después sentirse el más mísero de los bichos.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Alimentando a su peque con felicidad...

¡Hola, hola!... deseando que todos se encuentren muy bien....

En la entrada anterior hablé sobre las dificultades que muchos padres podemos encontrar a la hora de alimentar a nuestros peques, expliqué un poco el por qué pueden darse estos problemas y como muchas veces es una discrepancia entre lo que esperamos y lo que realmente el niño necesita, lo que crea un conflicto donde originalmente no debiera haberlo.

En esta ocasión les paso una lista de preguntas y casos que he tenido en la consulta en torno a este tema presentada cronológicamente,  de acuerdo a las distintas etapas del crecimiento y complemento cada caso con unos tips sencillos para facilitar esos encuentros de gladiadores, que a veces lidiamos con nuestros pequeñines a la hora de comer.

Doctora, mi hijo no quiere comer... ¿le daremos vitaminas?

Una de las cuestiones que más frecuentemente se me presenta en la consulta es  la relacionada con dificultades para alimentar a los niños. Este tópico me interesa tanto y lo encuentro tan fascinante porque como madre de tres, me ha tocado vivir estas situaciones en casa. Lo mejor del caso es que este tipo de problemática, tratándose de niños por lo demás sanos, tiene solución. Muchos de los problemas para alimentar a los niños y enseñarlos a comer adecuadamente tienen un origen explicable y  pueden ser resueltos. Implicará armarse de paciencia, reconocer donde puede ser que estemos fallando (si fuese el caso) y tomar las medidas necesarias. Nadie dice que será fácil, en realidad, será tan difícil como nosotros queramos...