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martes, 29 de noviembre de 2011

Padres que educan bien y con amor.



Vivimos en una época que como todas las que nos han precedido, sufre constantemente cambios y eso es parte del proceso evolutivo que sufre la humanidad a través del tiempo. Por lo tanto, será lógico entender que nos toca ir transitando por nuestra existencia  atravesando cambios sociales que,  aunque no dependen directamente de nosotros, nos afectan y ante los cuales a veces nos vemos desconcertados. Creo que la mejor forma para salir triunfantes en esta madeja de problemas que conlleva nuestra tan apresurada vida, la globalización, la cada vez más equitativa y de pronto confusa igualdad de géneros, sería no perder de vista que es lo que cada uno de nosotros quiere conseguir, para sí mismo, para nuestras familias y nuestra sociedad. Y a partir de eso, ir tomando los pasos que correspondan, para vivir nuestra vida de la mejor manera posible.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Ser madre de gemelos.

Alguien me preguntó en una ocasión que ¿por qué no escribía entradas en el blog sobre mi experiencia de ser mamá de gemelos? La respuesta es muy sencilla: ¡hay muchos blogs que hablan de esto! Sin embargo, como mamá y pediatra hoy quise escribir esta entrada sobre crianza y la educación de gemelos; al menos, cómo ha sido para mí.

Creo que todos los que vivimos una experiencia así, tenemos muchas anécdotas que contar, desde las largas noches de desvelo, hasta el sentirse "glamoroso" incluso en el supermercado, porque es una realidad que los gemelitos captan las miradas de la gente por donde van pasando. Y uno se siente una mamá o papá "pavorreal".

Ciertamente criar gemelos no es la cosa más sencilla, pero tampoco es descubrir el hilo negro. Lo que se necesita es sencillamente amor y paciencia y entender que a pesar de que llegaron juntos, son personitas individuales y por lo tanto, pueden ser completamente diferentes.

Tener gemelos es una bendición pero un gran compromiso. Tras una "preparación de nueve meses", de pronto te encuentras atendiendo a dos pequeñas criaturas, totalmente dependientes y sin tener la menor idea de qué hacer, sobre todo si se es madre primeriza. ¡Los primeros días son la locura! No es un llanto, sino dos, dos boquitas hambrientas, dos pañales con popó. ¡¡ Dos, dos, dos!! y a los dos los tenemos que atender.